Y nada, ya, qué hacer??
Buscando nada en ningún lado. Creo que he encontrado algo…pero no…no existe…Ya decía yo que pedía demasiado que en cualquier momento despertaría del letargo y en el dolor de perder lo que amo puede que llegue a sumergirme en las brumas del pasado buscando algo oculto, peleando con la vida por encontrar la felicidad, aunque solo fuese un día…aunque encontrara la muerte…moriría…con una sonrisa.
Hablando de la vida, cuando apenas llevo la mitad de ella, dejándome la piel en escribir estas memorias en recordar todos los momentos que ya creía olvidados, que formaban parte de lo anterior dado.
Dentro de algún tiempo, me reiré de todo esto y no haré amago de intentar recordar cuanto sufrí, de ver cuan efímera puede llegar a ser la alegría, de lo poco que puede durar un momento disipado de cualquier mentira.
Ahora mismo no queda otra relación. Vida= mentira. Espero que esto cambie en unos días.
Otra vez que se junta todo. Circunstancias que no quería experimentar. Mentiras que no quería sufrir. Vivir…
Ya no sé qué pensar, qué decir, qué hacer...a veces me pierdo y no sé quién soy. A veces me encuentro y vuelvo a sufrir.
Queriendo tener algo que ni siquiera he encontrado. Queriendo ser feliz...sabiendo que es tan abstracta la felicidad que es imposible de alcanzar...
Quiero gritar al cielo, que sepan lo que siento, encontrar un momento que carezca de cualquier tormento.
domingo, 9 de noviembre de 2008
A la noche
Salve, oh tú, noche serena,Que al mundo velas augusta,Y los pesares de un tristeCon tu oscuridad endulzas.El arroyuelo a lo lejosMás acallado murmura,Y entre las ramas el auraEco armonioso susurra.Se cubre el monte de sombrasQue las praderas anublan,Y las estrellas apenasCon trémula luz alumbran.Melancólico ruidoDel mar las olas murmuran,Y fatuos, rápidos fuegosEntre sus aguas fluctúan.El majestuoso ríoSus claras ondas enluta,Y los colores del campoSe ven en sombra confusa.Al aprisco sus ovejasLleva el pastor con premura,Y el labrador impacienteLos pesados bueyes punza.En sus hogares le esperanSu esposa y prole robusta,Parca cena, preparadaSin sobresalto ni angustia.Todos suave reposoEn tu calma, ¡oh noche!, buscan,Y aun las lágrimas tus sueñosAl desventurado enjugan.¡Oh qué silencio! ¡Oh qué grataOscuridad y tristura!¡Cómo el alma contemplarosEn sí recogida gusta!Del mustio agorero búhoEl ronco graznar se escucha,Que el magnífico reposoInterrumpe de las tumbas.Allá en la elevada torreLánguida lámpara alumbra,Y en derredor negras sombras,Agitándose, circulan.Mas ya el pértigo de plataMuestra naciente la luna,Y las cimas del oteroDe cándida luz inunda.Con majestad se adelantaY las estrellas ofusca,Y el azul del alto cieloReverbera en lumbre pura.Deslízase manso el ríoY su luz trémula ondulaEn sus aguas retratada,Que, terso espejo, relumbran.Al blando batir del remoDulces cantares se escuchanDel pescador, y su barcoAl plácido rayo cruza.El ruiseñor a su esposaCon vario cántico arrulla,Y en la calma de los bosquesDice él solo sus ternuras.Tal vez de algún caseríoSe ve subir en confusasOndas el humo, y por ellasEntreclarear la luna.Por el espeso ramajePenetrar sus rayos dudan,Y las hojas que los quiebran,Hacen que tímidos luzcan.Ora la brisa suaveEntre las flores susurra,Y de sus gratos aromasEl ancho campo perfuma.Ora acaso en la montañaEco sonoro modulaAlgún lánguido sonido,Que otro a imitar se apresura.Silencio, plácida calmaA algún murmullo se juntanTal vez, haciendo más grataLa faz de la noche augusta.¡Oh! salve, amiga del triste,Con blando bálsamo endulzaLos pesares de mi pecho,Que en ti su consuelo buscan.
sábado, 8 de noviembre de 2008
Amores muertos
Nunca llores por un Amor muerto,
Ya que rara vez el Amor es verdadero.
Él cambia sus ropas del rojo al azul,
Y del más brillante azul al rojo.
El Amor ha nacido a una muerte temprana,
Y su realidad es apenas un despojo.
Entonces no ancles tu sonrisa
En su pálido rostro descarnado.
Para exhalar el más profundo de los suspiros.
Las palabras justas en labios sinceros.
Pasarán, y sin dudas morirán;
Y tu estarás solo, mi querido,
Cuando se desaten los vientos invernales.
Nunca lamentes aquello que no puede ser,
Pues este Dios no regala dones.
Si este pobre sueño de amor fuese nuestro,
Entonces, querido, estaríamos en el Cielo,
Pero aquí sólo hay campos muertos,
Donde el verdadero amor jamás es cierto
Ya que rara vez el Amor es verdadero.
Él cambia sus ropas del rojo al azul,
Y del más brillante azul al rojo.
El Amor ha nacido a una muerte temprana,
Y su realidad es apenas un despojo.
Entonces no ancles tu sonrisa
En su pálido rostro descarnado.
Para exhalar el más profundo de los suspiros.
Las palabras justas en labios sinceros.
Pasarán, y sin dudas morirán;
Y tu estarás solo, mi querido,
Cuando se desaten los vientos invernales.
Nunca lamentes aquello que no puede ser,
Pues este Dios no regala dones.
Si este pobre sueño de amor fuese nuestro,
Entonces, querido, estaríamos en el Cielo,
Pero aquí sólo hay campos muertos,
Donde el verdadero amor jamás es cierto
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